Mi almohada...
…me sentía sola; estaba sola.
No conciliaba el sueño. Mi mente incansable pensaba entre una y mil cosas, tu rostro.
Pensé, te extraño.
Entre la oscuridad de mi habitación y la mirada ausente, imaginé ver tu silueta entre las sombras. Entre voz entrecortada, te saludé: hola mencioné. Pero inmóvil te quedaste.
Extendí mi mano invitándote a recostarte y con paso firme asumiste que sí. Haciendo espacio entre cobijas, tosco te acurrucaste frente a mí. Y te abracé y te abracé fuerte para que no te fueras, para que no te alejaras y te quedaras conmigo para siempre.
En ese instante me sentí feliz, pues ya no estaba sola… solo, mientras abrazaba a mi almohada.
1 Comments:
y me que? dé solo, chispeando mares de existencia...
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